jueves, 22 de septiembre de 2011

La fábula del Gallito Ciego (versión de los chicos de 4º año)


El gallito ciego
Había una vez un zorro que vivía cerca de un gallinero. Él, escondido detrás de una grueso palo  mientras ideaba un plan para engañar al gallo y comerse un pollo, porque hacía días que no probaba un bocado.
Engaño al gallo diciéndole que juegue a ser gallito ciego. Mientras tanto el zorro aprovechaba que el gallo tenía los ojos vendados, el mentiroso zorro le mintió a un pollo diciéndole que vaya con él, que no lo iban a encontrar. Desde ese día ese pobre pollo no apareció más.
Esto te deja una moraleja: no hay que dejarse engañar por los desconocidos.
Ramiro, Anabela, Josefina, y  Johanna

El zorro y el gallo
Un día de primavera el zorro tenía mucha hambre decidió hacerse amigo del gallo para conseguir una gallina.
Una vez dentro del gallinero le propuso jugar al gallito ciego. De esa manera el zorro se llevó una gallina.
El gallo  al escuchar ¡¡SOCORRO!!! De las otras gallinas, se sacó la venda de los ojos y al ver que el zorro huía con una gallina empezó a correrlo y a picotearlo, largó la gallina. Todos nuevamente ¡¡¡quiquiriqui!!!. Las gallinas con mucha emoción decían. ¡Es nuestro héroe, que voz!
Moraleja: no confíen nunca de alguien que no es de tu gallinero.
David, Dana y Cinthia
El gallito ciego
Un día en un gallinero que había todo tipo de gallinas, de repente llegó un zorro que siempre tenía hambre. Y entonces el zorro tuvo una idea: como las gallinas contemplaban la voz del gallo, el zorro siguió su idea y dijo si quieren cantar, mejor, se dijo tu padre que cantaba hermoso con los ojos cerrados
Practica con esta venda. El gallo cuando lo hizo y empezó a cantar el zorro se llevó una gallina y cuando terminó de cantar y se sacó la venda faltaban gallinas porque el zorro se llevó una gallina
La moraleja: no dejarse engañar por los que no conoces
Edgar, Cristian, Bruno y Celeste

El gallo y su buen plan
Había una vez un gallo. Su dueño no era muy bueno, siempre le decía que lo iba a vender, pero nunca sucedía hasta que un día el dueño del gallo se levantó muy enojado y lo echó a otra granja. En la granja donde se había mudado había muchas gallinas, siempre desaparecía una. Las gallinas le pidieron ¡por favor! Al gallo que vigilara toda la noche el gallinero a ver quien se llevaba a las gallinas. Y así fue, se quedó vigilando en la copa de un árbol. ¡De repente escucha un ruido!
- Me voy a comer a todas ustedes.
Ahí nomás el gallo se bajó rápidamente a ver que pasaba, al ver al zorro cantó lo más fuerte posible y el dueño de la granja se levantó rápidamente a ver lo que pasaba, y echó a patadas al zorro y nunca más volvió.
Delfina, Giuliana, Manuel  y Antonela



No hay comentarios:

Publicar un comentario